Por Juan Carlos Cruz Tapia (IG: @juancarlos.trader)
Algo tiene el jazz en su ritmo que relaja de manera alta mi mente, hace algunas semanas tuve la oportunidad de acudir a la Fundación Sebastián para un evento de Jazz MX (no es pauta comercial) y mientras escuchaba el concierto (muy bueno, por cierto) de pronto me puse a reflexionar sobre los principales errores financieros que solemos cometer a lo largo de nuestra vida y cómo comenzar a solucionarlos y evitarlospara un futuro, así que aquí te traigo cuatro conclusiones.
Desorganización de nuestras finanzas.
¿Cuántas veces no sabemos cuánto ganamos al mes y mucho menos cuánto gastamos? Esto es algo común pero perjudicial cuando de finanzas sanas hablamos.
Para poder poner en orden nuestras cifras, es necesario expresarlas en papel. Hacer un listado de nuestros ingresos y egresos nos permitirá identificar cuántas fuentes de ingresos tenemos, los montos y calidad de estos. Así podremos saber la disponibilidad de dinero que tenemos a lo largo de la semana, quincena o mes.
Adicionalmente debemos hacer un recuento de todo en lo que gastamos, desde los conceptos más importantes como servicios de agua, gas, luz y renta o hipoteca. Dentro de esto, es importante priorizar los gastos o salidas que comprometen nuestro día a día (por ejemplo, no podemos recortar la comida diaria, pero si optar por cocinar en lugar de adquirirla en un restaurante). Lo ideal en este tema es poder saber cuánto y en qué nos podemos exceder un poco (es decir, tenerlo medido) y poder apartar para ahorrar e invertir en el futuro. Como dicen los jóvenes hoy en día “comiendo atún, pero en Cancún”, tiene algo de razón, una buena administración y cierto recorte en los gastos puede ayudarnos a lograr nuestros objetivos.
Gastar más de lo que ganas
Quisiera comenzar este punto recalcando que debemos quitarnos de la cabeza que las deudas son malas, las deudas pueden ser positivas si las ocupamos responsablemente en actividades productivas y nos apoyan a generar ingresos o mejorar nuestra calidad de vida. Por ejemplo, adquirir maquinaria que ayude a crecer a mi negocio o cambiar una vieja estufa por una con mayor aprovechamiento energético.
Sin embargo, cuando no tenemos un control de nuestras finanzas, es usual gastar más de lo que ganamos. Adicionalmente uno de los problemas que enfrentamos cuando llegamos a la edad adulta, es un constante bombardeo con créditos, tarjetas bancarias y departamentales, que en ocasiones no requerimos, pero utilizamos como una extensión de nuestros ingresos. Esto puede volverse un círculo vicioso si tenemos la mala costumbre de financiar nuestro gasto mediante el crédito, ya que, al cobrar intereses este dinero nos cuesta, y si no tenemos el hábito de liquidar nuestras deudas pueden aumentar a niveles exorbitantes.
Consumir de manera inteligente.
Recordemos que la mejor actividad no necesariamente es la más costosa ni tenemos que ir al gimnasio que mayor costo tiene para ponernos en forma. Cuando hablamos de consumo inteligente, hablamos de comparar diferentes opciones de bienes y servicios, así como sustitutos que puedan ser de menor precio sin sacrificar el beneficio que me brindan. Conocer nuestros límites financieros puede ayudar en gran medida a no volarnos la barda en gastos y poder optimizar nuestros recursos. Ir al mejor restaurante de la ciudad no está mal, pero de vez en cuando podemos sustituirlo por una tarde de picnic con nuestros amigos y créanme, lo importante será la compañía no la comida. Cuántas veces no hemos ocupado la famosa frase de “para eso trabajo”, evitar compras emocionales nos ahorrará muchos dolores de cabeza en el futuro.
Pensar en el hoy y no prever para el futuro
Ya hablamos de ingresos, egresos, presupuesto y deuda, pero hay un rubro bien importante que la mayoría de los mexicanos no hacemos, y me refiero a invertir.
Invertir es poner a trabajar nuestro dinero de manera que genere rendimientos a través del tiempo, es pensar en el futuro y el cumplimiento de mis objetivos. Invertir es más fácil de lo que pensamos. Las inversiones no tienen por qué ser complicadas ni exclusivas, si en la actualidad contamos con 100 pesos, una cuenta bancaria y un teléfono móvil, podemos abrir una cuenta de inversiones que nos permita adquirir bonos, acciones de las más grandes empresas a nivel global, participaciones en bienes inmuebles, divisas e incluso criptomonedas. ¿Lo mejor? Ni siquiera tenemos que salir de casa para realizarlo.
Muy de la mano con la previsión se encuentran dos conceptos que me gustan mucho: el fondo para emergencias y el fondo para oportunidades. El primero es aquel que permitirá hacer frente ante un imprevisto que pueda comprometer nuestras finanzas, como un accidente o descompostura de algún electrodoméstico. Por otro lado, el fondo de oportunidades nos ayudará con los objetivos de creación de patrimonio, cuántas veces no hemos pensado “si tuviera el dinero, invertiría en ese negocio, haría “X” cosa y ganaría más dinero”, o alguien se acerca y nos propone un negocio que parece muy razonable y redituable. Para eso sirve el fondo de oportunidades.
Ahora no queda más que poner en práctica estos puntos, recuerda que unas finanzas sanas no son cuestión de magia sino de constancia y buenos hábitos. En el orden de espabilar nuestra mente para conocer nuevas formas de generar ingresos y hacer de los excedentes algo productivo, siempre será sano hablar abiertamente de dinero. Estás pláticas nos ayudarán a percatarnos sobre diversos escenarios que deberemos evitar en un futuro (desde experiencias ajenas), e incluso a aplicar estrategias de otras personas que funcionen en nuestro caso. Así que, comienza con tus amistades más cercanas o incluso un asesor financiero, quien desde un punto de vista neutral puede darte un diagnóstico más concreto sobre tu situación financiera y cómo tomar las riendas de esta. Nos vemos en la siguiente entrega, y recuerda que si te gustaría que aborde algún tema o surgen dudas, siéntete en la libertad de contactar en mi cuenta de Instagram @juancarlos.trader.