La celebración del Primero de Mayo en París estuvo empañada por disturbios y arrestos, mientras los manifestantes realizan marchas por las calles de la capital francesa.
A pesar de una asistencia menor que en años anteriores, la jornada fue testigo de enfrentamientos entre grupos de manifestantes y las fuerzas del orden.
La desconcentración fue particularmente violenta, con choques entre los “Black Blocs”, conocidos por sus tácticas radicales, y la policía antidisturbios.
La plaza de la Nación se convirtió en el escenario de confrontaciones, con barricadas incendiadas y lanzamiento de proyectiles. Un manifestante resultó herido en medio de la confusión.
Los informes oficiales discrepan sobre la cantidad de asistentes. Mientras la CGT estimó la participación en 50,000 personas, la policía reportó un número menor, con alrededor de 18,000 manifestantes presentes.
Sin embargo, a nivel nacional, se estima que unas 200,000 personas participaron en diversas marchas en todo el país, según datos de la central obrera francesa.
La procesión, que comenzó en la plaza de la República, estuvo liderada por representantes sindicales, incluida Sophie Binet, la nueva secretaria de la CGT. A pesar de los llamamientos por salarios justos y un alto el fuego en Gaza, la diversidad de demandas reflejó la complejidad de los desafíos laborales y sociales que enfrenta Francia en la actualidad.
A lo largo del recorrido, la marcha se dividió entre aquellos que buscaban expresar sus reclamos de manera pacífica y aquellos que optaron por la confrontación. Esta división se manifestó en escenas de camaradería y protesta, así como en actos de vandalismo y enfrentamientos con las autoridades.
Los disturbios no se limitaron a París, con informes de enfrentamientos en otras ciudades francesas como Nantes y Lyon. Los activistas pro palestinos se unieron a las procesiones, mientras que los críticos de los Juegos Olímpicos aprovecharon la ocasión para expresar su descontento, quemando símbolos olímpicos durante la marcha.
En medio de la agitación, líderes sindicales como Sophie Binet aprovecharon la oportunidad para denunciar la falta de diálogo y acción del gobierno en temas clave, como la seguridad laboral durante los Juegos Olímpicos y la protección de los derechos de los trabajadores en general.
La jornada concluyó con cánticos y consignas en la plaza de la Nación, mientras los participantes reafirmaban su compromiso con la lucha por mejores condiciones laborales y sociales en Francia. Sin embargo, la sombra de los disturbios y las tensiones persistió, recordando los desafíos que enfrenta el país en su búsqueda de justicia y equidad para todos.