La producción de petróleo de Pemex ha vuelto a caer en febrero, alcanzando niveles mínimos históricos en décadas. Los datos más recientes revelan un promedio de 1.55 millones de barriles por día (bpd), lo que representa una disminución del 2.4% con respecto al año anterior. Esta cifra incluye la producción de condensados, que ha aumentado desde finales de 2022, llegando a casi 276,000 bpd en febrero.
Este declive continuo en la producción de hidrocarburos refleja los desafíos persistentes que enfrenta la petrolera estatal mexicana. Durante las últimas dos décadas, factores como el agotamiento de recursos, la falta de inversión y la ausencia de nuevos hallazgos significativos han contribuido a esta tendencia a la baja.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno mexicano por apoyar a Pemex, la compañía sigue enfrentando importantes problemas financieros. Aunque se han destinado considerables recursos para aliviar su deuda y financiar la exploración y producción de crudo, los resultados han sido insatisfactorios.
Además, las exportaciones de crudo también han disminuido, lo que presenta desafíos adicionales para alcanzar la autosuficiencia en la producción de combustibles, una meta que el presidente López Obrador ha buscado durante su mandato. Aunque ha habido avances en el procesamiento local, Pemex aún depende en gran medida de las importaciones de gasolinas y diésel para satisfacer la demanda nacional.