Por tercera vez en cinco días, Rusia lanzó misiles sobre la capital ucraniana en una aparente escalada de bombardeos aéreos sobre ciudades, mientras la guerra entra en su tercer año con la línea del frente prácticamente estancada.
En el último ataque, cinco personas resultaron heridas en Kiev, dos de las cuales fueron hospitalizadas, según informó el alcalde de la ciudad, Vitalii Klitschko.
Los misiles balísticos fueron lanzados desde la Crimea ocupada hacia Kiev durante el día, pero ambos fueron interceptados sobre la ciudad, según Serhii Popko, responsable de la administración militar de Kiev. A pesar de ello, varias explosiones resonaron en la ciudad, causando alarma entre la población.
Los restos de los misiles dañaron viviendas en dos distritos y un gimnasio en un tercer distrito, de acuerdo con la Policía Nacional ucraniana.
Este ataque ocurre tres días después de un ataque en una sala de conciertos en Rusia en el que murieron más de 130 personas. Aunque una filial del grupo Estado Islámico se atribuyó la autoría, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha intentado asociar el ataque con Ucrania.
Analistas sugieren que Putin podría utilizar el ataque en Moscú para fortalecer el apoyo a la guerra y como pretexto para intensificar los ataques contra Ucrania.