El boom petrolero en Guyana ha generado expectativas de prosperidad, pero para muchos residentes, como Christine Rudder, el optimismo inicial ha dado paso al pesimismo.
A pesar de vivir cerca de la sede de ExxonMobil, Christine no ha podido acceder a los empleos generados por la industria petrolera y se ha visto obligada a vender bocadillos para sobrevivir.
Guyana, un país de casi 800,000 habitantes y anteriormente uno de los más pobres del mundo, ha experimentado un crecimiento económico notable debido a la exploración petrolera en sus costas. Sin embargo, este crecimiento ha sido acompañado por una creciente desigualdad económica y problemas como la inflación y el desempleo persistente.
Aunque las estadísticas oficiales indican un control de la inflación, los residentes, como Christine y el comerciante Adrian Smith, señalan un aumento significativo en los precios de los alimentos y los alquileres. La llegada de empresas extranjeras ha impulsado la economía, pero muchos guyaneses no han visto los beneficios.
El desempleo, especialmente entre los jóvenes, sigue siendo un problema en Guyana. Aunque la industria petrolera ha creado empleos, muchos de los mejores puestos están siendo ocupados por trabajadores extranjeros debido a la falta de mano de obra especializada local.
A pesar de los desafíos, el gobierno de Guyana ha invertido en proyectos de infraestructura financiados por los ingresos petroleros. Sin embargo, persisten disparidades económicas y sociales en el país, con una parte de la población aún viviendo en condiciones precarias.
Aunque el futuro de Guyana parece prometedor, con medidas para abordar la desigualdad y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, muchos guyaneses, como Christine, continúan esperando ver los beneficios del boom petrolero en su país.