En un renacimiento histórico, el Ferrocarril del Norte, también conocido como el Tren de la Quebrada, ha vuelto a cobrar vida después de tres décadas de silencio. Con un diseño innovador y respetuoso con el medio ambiente, este tren, fabricado en la ciudad china de Tangshan, marca un nuevo capítulo en la movilidad sostenible de la región.
Las escarpadas montañas de la Quebrada de Humahuaca ahora sirven como telón de fondo para el suave desplazamiento de este tren solar, alimentado por la energía del sol y respaldado por avanzadas baterías de litio. Con sus enormes ventanales y techo de vidrio, los pasajeros pueden deleitarse con vistas panorámicas de un paisaje declarado Patrimonio Natural de la Humanidad, mientras el tren avanza sobre las vías rehabilitadas del antiguo Ferrocarril Belgrano.
“Es un hito importante para la región. Hace 30 años que no corría un tren por aquí”, afirma Emiliano Rodríguez, coordinador de la Unidad Ejecutora del Tren de la Quebrada. Este nuevo medio de transporte, además de atraer el turismo, tiene como objetivo revitalizar las conexiones entre las comunidades locales, ofreciendo tarifas diferenciadas que fomentan la inclusión y el acceso equitativo para todos.
Desde su ruta inicial de 35 kilómetros, que une Volcán y Maimará, hasta los futuros planes de expansión que llegarán hasta La Quiaca en la frontera con Bolivia, el Ferrocarril del Norte promete no solo un viaje escénico, sino también un impulso al desarrollo sostenible en la región.