En su reciente intervención semanal, Ricardo Anaya arroja luz sobre la situación económica del país, desmontando afirmaciones sobre el supuesto manejo económico exitoso durante este sexenio. Contrario a las proyecciones del presidente de lograr un crecimiento anual del 4%, con una expectativa del 6% para este 2024, Anaya expone que el crecimiento promedio ha sido tan solo del 0.8% anual, alejado de las expectativas gubernamentales.
Refutando la noción de un significativo flujo de inversión extranjera, Anaya destaca discrepancias entre la retórica oficial y la realidad económica. De los 36,000 millones de dólares mencionados, solo 2,800 constituyen inversión nueva, mientras que el resto representa reinversión en proyectos previos.
En relación con el tipo de cambio, Anaya argumenta que la estabilidad del peso no es indicativa de un éxito económico genuino, sino más bien una consecuencia de políticas insostenibles. Subraya el costo oculto de mantener el dólar bajo, señalando el impacto negativo en las finanzas públicas debido al alto rendimiento de los CETES, financiado por fondos gubernamentales.
El ex candidato presidencial también advierte sobre el preocupante aumento de la deuda pública, alcanzando el mayor déficit en los últimos 24 años. Este desequilibrio entre ingresos y gastos, según Anaya, refleja una gestión económica deficiente y un gasto desmedido en proyectos sin beneficio tangible para la población, como el controvertido aeropuerto sin vuelos.
En resumen, Ricardo Anaya enfatiza la necesidad imperiosa de un cambio de rumbo en las políticas económicas para alcanzar un desarrollo sostenible. Ante la inminente transición de gobierno, Anaya insta a recuperar el rumbo para construir una economía próspera y equitativa, donde todas las personas puedan encontrar oportunidades sin necesidad de emigrar en busca de un futuro mejor.