La filial estadounidense de The Body Shop ha cesado sus operaciones en sus cincuenta tiendas y se ha acogido al Capítulo 7 de insolvencia, lo que implica la venta de activos para saldar deudas.
Esto pone en peligro aproximadamente 400 puestos de trabajo, incluidos los de un centro de distribución que aún posee acciones por valor de millones de dólares.
En Canadá, 33 de las 105 tiendas han cerrado, resultando en la pérdida de más de 200 puestos de trabajo. Mientras tanto, en Australia y Nueva Zelanda, donde The Body Shop opera cerca de 100 y más de veinte tiendas respectivamente, la cadena lucha por cubrir sus deudas después de perder acceso a los fondos.
Aunque la parte rentable del negocio podría cubrir sus gastos diarios con el flujo de efectivo, se necesitan fondos adicionales para pagar las deudas pendientes con proveedores como empresas de logística y agencias de marketing.
La quiebra de la filial británica de The Body Shop en febrero, poco después de que el fondo Aurelius adquiriera el grupo, ha complicado aún más la situación financiera de la empresa. Los ingresos generados por las principales operaciones en el extranjero están actualmente retenidos en una cuenta global en el Reino Unido, y no están disponibles para cubrir las deudas con los proveedores.
FRP Advisory, la firma de contabilidad designada como administradora de la empresa matriz en el Reino Unido, está gestionando la situación. Sin embargo, las empresas en América del Norte y Australasia pueden enfrentar retrasos significativos en los pagos debido a este proceso.
El declive financiero de The Body Shop refleja los desafíos que enfrenta la industria minorista en un entorno económico cambiante. La declaración de quiebra en Estados Unidos y Canadá representa un golpe significativo para la empresa y plantea interrogantes sobre su futuro en otros mercados.