Chile ha dado un paso significativo al ratificar el Acuerdo para la conservación y uso sustentable de la biodiversidad en la Alta Mar de las Naciones Unidas, también conocido como Tratado de Alta Mar.
Este hito convierte a Chile en el primer país de la región y el segundo en el mundo, después de Palau, en refrendar este importante acuerdo internacional.
“En Chile hay una fuerte conciencia de la necesidad de proteger el océano y los acuerdos multilaterales son absolutamente esenciales para lograrlo”, destaca Julio Cordano, Jefe de la División de Medio Ambiente, Cambio Climático y Océanos de la Cancillería chilena.
Este logro es el resultado de décadas de compromiso y liderazgo por parte de Chile en asuntos oceánicos. “El país fue pionero en establecer el límite de las 200 millas náuticas como zona bajo su jurisdicción nacional, que luego sirvió como base para la Convención del Mar de 1994”, señala Felipe Paredes, Director de Áreas Marinas Protegidas de Oceana en Chile.
El Acuerdo para la conservación y uso sustentable de la biodiversidad en la Alta Mar es especialmente significativo, ya que aborda un vacío legal que existía en la protección de las aguas internacionales. “Las aguas internacionales representan dos tercios del total del área ocupada por los océanos en el planeta y cubren más de 230 millones de kilómetros cuadrados”, señala Yacqueline Montecinos, Coordinadora de Biodiversidad Marina y Políticas Oceánicas de WWF Chile.
Esta ratificación no solo beneficia a Chile, sino que también establece un marco legal para la cooperación internacional en la conservación marina y la protección de la biodiversidad en América Latina y el Caribe. “Es un paso importante para la región”, afirma Marcela Alejandra Ruiz, bióloga marina y fundadora de Acústica Marina.
Con esta acción, Chile lidera una cuestión urgente y vital para el futuro del planeta. “El Acuerdo BBNJ fue aprobado prácticamente de manera unánime en el Parlamento chileno, destacando el consenso social en este asunto”, destaca Cordano.
Ahora, el foco está en la implementación efectiva del acuerdo. “Chile propone a Valparaíso como sede de la secretaría técnica del acuerdo, lo que permitirá seguir promoviendo de manera innovadora las iniciativas de protección oceánicas”, añade Montecinos.
Mientras tanto, el gobierno chileno continúa trabajando en la protección de la Cordillera de Nazca/Sala y Gómez, una zona de alta mar de gran importancia biológica. “Este es solo el comienzo de un compromiso continuo para proteger nuestros océanos”, concluye Cordano.