Los Llanos de Aridane, Islas Canarias, 27 de octubre de 2021 (AP).- Los residentes de la isla española de La Palma se prepararon el miércoles para la posibilidad de terremotos más grandes que podrían agravar el daño de un volcán que derramó lava más de cinco semanas desde que entró en erupción.
Los sismólogos dijeron que un terremoto de magnitud 4.6 sacudió la isla un día después de que registraron un terremoto de magnitud 4.9 que fue el más fuerte hasta ahora de los cientos que han ocurrido bajo La Palma desde la erupción del volcán el 19 de septiembre.
Hasta ahora, los terremotos han sido lo suficientemente pequeños o lo suficientemente lejanos debajo de La Palma como para no causar ningún daño, además de aumentar la ansiedad de los residentes de la isla. El terremoto del martes se sintió a una distancia de 96 kilómetros (60 millas) en otros tres segmentos de las Islas Canarias, un archipiélago frente al noroeste de África.
“El comité científico lleva más de una semana advirtiendo que podríamos ver terremotos, dada su profundidad reciente de alrededor de 12 kilómetros (7,4 millas) y su magnitud, que alcanzan una magnitud de 6 (en la escala de Richter)”, María José Blanco, director del Instituto Geográfico Nacional de España en las Islas Canarias, dijo a la emisora nacional española RTVE.
Los flujos de roca fundida del propio volcán Cumbre Vieja han provocado las evacuaciones de unas 7.500 personas y destruido más de 2.000 edificios, en su mayoría viviendas. Los ríos de lava cubren más de 900 hectáreas (2200 acres) de tierras en su mayoría de cultivo, mientras que un flujo importante es la extensión de la isla hacia el Atlántico a medida que se enfría.
No ha habido muertes como resultado de la erupción. Aparte de en un área en el lado occidental de la isla, la vida continúa con normalidad para los 85.000 residentes de La Palma, excepto por tener que limpiar las cenizas volcánicas.
La última erupción en la isla, en 1971, duró 24 días. La más larga, en 1949, duró 47 días. La actividad actual es el día 39 y no muestra signos de detenerse.
“Vimos el peor de los casos en la erupción de 1949, cuando una segunda boca de volcán se abrió y cortó la parte sur de la isla, que tuvo que ser abastecida por barco”, dijo el científico volcánico Vicente Soler. “Eso es muy improbable, aunque no imposible, hoy”.